Un recorrido por la piel desnuda de los
objetos, es un camino emocional cargado de sensualidad.
El gusto por los acabados afina los
sentidos de quienes diseñan y lo fabrican, un don contagioso para
los usuarios que entran en contacto con el proyecto.
La piel de los objetos se desviste ante
nuestros ojos cuando los contemplamos. Seducen por la embriaguez que
provocan las formas y las cualidades de la superficie. Textura,
reflexión de la luz, olores de aceites y fibras, axilas, caderas o
cicatrices.
He imaginado muebles que han recibido
la impronta del cuerpo desnudo de la mujer que los utiliza.
Si viajamos por los antecedentes
históricos, recuperamos objetos y muebles cómplices con la
feminidad. Los diseñadores han pensado en muebles voluptuosos,
muebles maternales o meretrices, muebles sensuales con nombre de
mujer. Las diseñadoras no, ellas han escrito un capítulo diferente,
reflexivo y sugerente, han tenido que aceptar la distancia que marca
hablar un lenguaje sin género cuando se les recuerda permanentemente
el suyo. Charlotte Perriand, Eileen Gray, Teresa-Kruszewska, Lina Bo
Bardi, se han desnudado diseñando. Jóvenes diseñadoras en la
actualidad cambian de dirección, Alessandra Baldereschi o Meike
Harde feminizan la cultura de los objetos.
Quisiera captar algo de su mirada sabia
y desnuda para poder ensamblar estos objetos domésticos.
Exposición "La mujer desnuda" en el centro cultural Rafael Morales, del 20 de marzo al 24 de abril.