A un lado y a otro, contemplar los motivos de la cerámica medieval de Teruel frente a los tejidos coptos, es una propuesta sorprendente y tan poco habitual, de la que nacen relaciones muy sugerentes. Éste es uno de las muchos regalos que nos brinda la visita al nuevo museo de Barcelona, que
acoge las colecciones de anteriores museos de artes decorativas.
El cierre de tres museos municipales, con una agitada historia de emplazamientos y reaperturas, se ha transformado en la creación de un nuevo modelo de institución pública orientada a la difusión de la cultura del diseño. Sus cuatro plantas son permeables. La objetualidad es global y no pretende la delimitación de áreas dentro del diseño. A ellas se suman, en las plantas inferiores, áreas de estudio, exposiciones temporales, sedes de asociaciones, talleres y aulas para la participación.
Algo
se gana y algo se pierde con esta fusión. No podemos olvidar
fácilmente las visitas a los anteriores museos temáticos, que
permitía una visión más detallada, especializada. Ahora la
propuesta es otra: el diálogo de los objetos entre sí. Y ésta es
la tendencia museográfica que se extiende, que prima una cultura
objetual accesible y sugerente para un público más amplio. El
estudioso también tiene acogida, ha de zambullirse en el centro de documentación del museo, en su
biblioteca, en su web, o en las sedes de asociaciones profesionales o dedicadas al estudio del diseño (ADI-FAD, Asociaciò per a l'Estudi del Moble).
Algo
se pierde. En esta nueva sede parece que no hubiese lugar para que
los platos de cerámica sean contemplados por ambas caras, para comprender
su técnica y leer sus secretos. Las cerámicas se ubican en la segunda planta, y se
alinean en baldas poco espaciosas, en varios niveles de estantería.
No es idóneo observar la decoración de una voluminosa ánfora
polícroma en la parte inferior de la vitrina. El visitante se pregunta qué criterios de valor han servido para situar las piezas en
posiciones más o menos preferentes. La distribución por pasillos
titulados en la parte superior, la repetición plana de los escritorios a modo
de pantallas, las arquetas abiertas formando un pequeño muro... nos
extraña la similitud con un espacio comercial: lineales, pasillos
etiquetados, secciones de muebles o electrodomésticos.
La selección de piezas es coherente, aunque puedan echarse de menos piezas que habrán alimentado un nutrido fondo, a la espera de ser mostradas temporalmente.
La selección de piezas es coherente, aunque puedan echarse de menos piezas que habrán alimentado un nutrido fondo, a la espera de ser mostradas temporalmente.
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